miércoles, 31 de agosto de 2016

Félicien Rops: Baudelaire, satanismo y muerte.

Félicien Rops, 

grabador, diseñador y traductor pictórico belga del satanismo de Charles Baudelaire, (Namur, 7 de Julio de 1833- Essonne, cerca de París, 23 de Agosto de 1898). Formado originariamente en La Academia de artes de Namur, con posterioridad se traslada a La Universidad libre de Bruselas donde cursa estudios de derecho, y los compagina con sus repetidas visitas al estudio Saint-Luc. Fundador del medio satírico "Uylenspiegel" en 1856 en compañía del novelista Charles de Coster, ejerce durante algún tiempo como caricaturista para dicha publicación. Años después, su prestigio, imparable actividad y alta profesional, le confieren el rango de vicepresidente de La Sociedad libre de Bellas Artes de Bruselas, desde 1868 o la posibilidad de fundar la Sociedad de aguafuertistas en 1870. Asentado en París desde 1874, recibe una extraordinaria acogida en la capital francesa por eminentes figuras simbolistas tales como: Puvis de Chavannes o Gustave Moreau. Amigo personal e íntimo del escritor Charles Baudelaire, realiza el frontal en aguafuerte de la obra Los despojos "Les Épaves", una selección de 23 poemas censurados y  provenientes de Las Flores del mal.
Controvertida y escandalosa colección, censurada y dilapidada por el régimen de Napoleón III. No obstante, pese a la irreverencia y patente desafío en estas obras, le reportan un tremendo éxito y la fructífera colaboración con escritores como Josephin Péladan o Barbey d´Aureville, los cuales reclamaron sus servicios para ilustrar icónicos legados de su producción.
Creador incansable, la pérdida de visión en sus últimos años, no le impidieron centrarse en dos de ocultas y tardías pasiones: la botánica y la invención de novedosas variedades de rosas.

Fantástico, sórdido, nocturno, libertino, crápula, decadente, anticlerical, legendario, controvertido...estos son algunos de los términos que giran en torno a la descripción de su persona. Juzguen ustedes mismos.

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Arnold Böcklin: Vibrante y dulce serenidad.

Arnold Böcklin, 

pintor suizo (Basilea, 16 de Octubre de 1827- Fiesole, Florencia, 16 de Enero de 1901). Formado inicialmente en dibujo en la ciudad de Basilea, con posterioridad, prosigue sus estudios en la Academia alemana Kunstakademie de Düsseldorf, donde entra en contacto con artistas de la talla de: Carl Friedrich Lessing y Anselm Feuerbach. Tan sólo un año después decide trasladarse a París, aunque a comienzos de los cincuenta se asienta en Roma para instalarse durante cinco años continuados en tierras italianas, un periodo fundamental para impregnar a su pintura la luz y halo romanos que tanto le sirvieron. De hecho, el descubrimiento de la cultura clásica de primera mano ocasionó que se iniciase en la reproducción de escenarios intercalados con la mitología. Terminada su estancia en Roma, retorna a Basilea donde imparte clases en la Academia de Weimar. Ocupación que abandona para viajar de nuevo por Roma, Pompeya, Munich, Florencia y regresar otra vez a Basilea. Finalmente, seis años antes de morir  fija su residencia definitiva en Florencia, concretamente en la Villa Bellagio, en San Domenico, donde ha de fallecer.  
A lo largo de los años ochenta, comienza un relevante interés por su obra del rey Ludwig I, hecho capital para asegurarse un prestigio y éxito sólidos. Asimismo, el conde Von Schack, espléndido coleccionista le concede un gran número de encargos. Además a partir de la década de 1880, sus creaciones fueron adquiridas con gran notoriedad en los círculos de Berlín o Dresde. No obstante, es necesario apuntar que en vida no gozo de la comprensión y tratamiento (sobre todo en Francia) que su obra mereció. 

Hombre muy temperamental, alejado de los sentimientos decadentes o descorazonados del simbolismo puro. Sus trabajos alegóricos, románticos y  fantásticos plagados de referencias y figuras mitológicas pronto se convirtieron en un caballo de batalla inaudito y vehemente preludio ineludible de surrealismos futuros. Faunos, centauros, sirenas o ninfas subrayan una primera etapa creativa, definida décadas después por la conjunción de viejas leyendas germánicas que le confieren a su legado un aura fúnebre, onírica y tormentosa que es necesario descubrir. Suya es, una atmósfera insólita y obsesiva asociada inmediatamente a un hombre y su fantástica visión de la realidad. 

Siniestra y dramática poesía de unas obras conectadas con unas vivencias y trayectoria fundamentales para entender su extraordinaria seña de identidad: "Con tan sólo veinticinco años de edad, durante su primer viaje a la capital romana, se casó con la hija de un guarda pontificio que entre 1855 y 1876 fue la madre de sus once hijos. Cinco de ellos fallecieron muy pequeños, y en dos ocasiones en 1855 y 1876, la familia al completo sufrió letales epidemias de cólera. No en vano, estás trágicas circunstancias no hacen más que profundizar su sensibilidad y nos ayudan a entender, el romanticismo y extraña alegoría tenebrosa de sus pinturas".

Influencia directa o cercana entre otros de: Giorgio de Chirico, Max Ernst o Salvador Dalí.

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Franz von Stuck: Perversidad, pecados y misoginia

Franz von Stuck, 

pintor, escultor, grabador y arquitecto simbolista y modernista alemán, (Tettenweis, 24 de Febrero de 1863- Munich, 30 de Agosto de 1928). Hijo de una familia de campesinos de la Baja Baviera, será tras instalarse en Munich desde 1878 cuando forje su futura progresión y relevancia como artista. Formado en la Escuela de Bellas Artes Plásticas de la ciudad y con posterioridad en La Academia Real de Bellas Artes. Expone por primera vez en 1889, su obra "El guardian del paraiso" en el palacio de cristal de Munich con motivo de la Exposición Internacional celebrada en la ciudad. Obra por la cual, recibe su primer premio al obtener la medalla de oro del certamen. Con posterioridad, en 1892 se convierte en uno de los miembros fundadores de la denominada "Muchener Sezession" ("Secesión de Munich"). Un símbolo de la reacción de los jóvenes creadores contra un arte imperante y oficial anclado en el pasado. En definitiva, una pretendida defensa de la modernidad frente al anacrónico academicismo reinante.

En otro orden de cosas, a partir de la década de los noventa integra sus creaciones en un mensaje, contenido y forma eminentemente simbolista. De hecho, tan sólo un año después ve la luz la que será hasta la fecha su obra simbolista más reconocida: El Pecado (1893). Además en ese mismo año, obtiene la medalla de oro de la Feria Mundial de Chicago y es nombrado profesor real.
Docente en la Academia de Arte de Munich desde 1895 y posteriormente director, tuvo entre sus alumnos a figuras clave como: Paul Klee o Wassily Kandisky entre otros. Influido en gran parte por el prodigio de Arnold Böcklin, sus cuadros están repletos de referencias mitológicas en forma de faunos, ninfas o centauros. Especializado en el desnudo femenino, destaca en su producción la presencia de las llamadas: "femmes fatales", utilizadas en gran medida como excusa para plasmar desnudo el cuerpo de mujer y como escudo para un mensaje puramente moralizador. En un juego misógino, tendencioso y perverso que es conveniente denunciar.

Entre sus trabajos como arquitecto, es necesario destacar, la construcción y diseño de los planos, muebles y decoración interior de la llamada "Villa Stuck" entre los años 1897 y 1898. No en vano, su excelente talento para la estética, le valió la consecución de la medalla de oro en la Feria Mundial de París en 1900 por el referido diseño de los muebles. Además, como curiosidad especial atención merecen los marcos de sus pinturas diseñados o tallados por el mismo y considerados como un elemento incorporado a sus pinturas.

Excluido y relegado al ostracismo, sus detractores siempre alegaron una falta de originalidad en toda su producción. Simbolista de escaso desarrollo y mero plagiador de Böcklin, fueron los argumentos críticos que no le permitieron perdurar y alcanzar una dilatada celebridad. A ello, le debemos sumar un hecho de notable relevancia para frenar su impulso y reconocimiento posterior. Su obra bien recogida y alabada por el régimen nazi y la figura de Adolf Hitler, en particular, debido a la notoria exaltación de la masculinidad en sus trabajos, no hizo más que aumentar, aún si cabe, su  marginal posición. Si bien, su genuino estilo mezcla de alegorías, enigmas y siniestras atmósferas le han valido un espacio que es inevitable recordar.

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Emilio Pettoruti: Icono de la modernidad argentina.

Emilio Pettoruti, 

pintor argentino, (La Plata, 1 de Octubre de 1894-París, 16 de Octubre de 1971). Formado en la Academia de Bellas Artes de su ciudad natal, es en 1913 tras recibir una beca del gobierno provincial de Buenos Aires cuando da por iniciado su periplo por Europa; llega a Venecia y en breve recorre la geografía italiana. A mediados de la década (1916), presenta su primera exposición de forma individual en la Galería Gonelli de Florencia, y dos años después fija su residencia en Roma. Asimismo, coincidiendo con el desarrollo de La Primera Guerra Mundial, entra en contacto con ilustres pintores italianos ta Ardengo Soffici o Giorgio De Chirico, entre otros. Tras diversas exposiciones en Italia, se muda a Munich en 1921 y entra en contacto con las vanguardias alemanas. Luego pasa una corta estancia en Francia, manteniendo relación con Juan Gris y Pablo Picasso en la capital parisina, amistades fundamentales en su formación artística. A partir de 1924 retorna a Buenos Aires como cubista convencido, exponiendo a su llegada en el Salón Witcomb, hecho que genera un gran  escándalo en el país donde se le acusa de intentar destruir todo el previo arte nacional (La crítica descalifica todas y cada una de sus obras, sin alguna distinción),  debido a unos trabajos en las que refleja el dominio de un estilo enteramente vanguardista. Compaginando su trayectoria profesional, con diversas conferencias y simposios para dar a conocer las vanguardias europeas en Argentina, es nombrado en 1931 director del Museo de Bellas Artes de su ciudad natal, cargo que desempeña durante 17 años. 

A lo largo de la década de los cuarenta y ya con reconocido prestigio en su país, recorre los principales museos estadounidenses siendo adquiridas algunas de sus obras por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) y el Museo de Arte de San Francisco. En los cincuenta fija su residencia en París, ciudad en la que fallecerá en 1971. Entre los galardones más relevantes que le fueron concedidos en su carrera destaca el de La Fundación Guggenhain de Nueva York en 1956. Su obra, influida y determinada por las vanguardias europeas, evolucionó progresivamente a raíz del cubismo y el futurismo, hacia la abstracción de su última etapa europea. A destacar, la elevada cotización de sus obras dentro del mercado del arte donde han alcanzado cifras récord para un artista argentino. Tal y como quedó patente en una de las más recientes subastas.





















viernes, 26 de agosto de 2016

Adolfo Arenas Alonso: Deliciosa decrepitud.

Adolfo Arenas Alonso, (Sevilla, 1972). 

Artista español. Formado en La Escuela de Artes y Oficios de Sevilla, para después continuar su formación en La Facultad de Bellas Artes de la misma ciudad.
Hecho a si mismo, de paso firme y mente lúcida. Marcado a fuego en el espíritu aventurero y romántico de los tenaces. Potencial a punto de estallar, en un juego de avance  sin tiempo para frenar.

Decadencia, elegante banalidad, alardes de decrepitud y oscura lujuria recorren una obra reflejo de simbolismo. Salvaje estructura en una fórmula amarrada a luces y sombras,  tenebrismo sin defecto, atisbos fieles de genialidad en un claro recuerdo a Durero, Kubin o Dix sin una mínima intención por imitar. Music Hall, Broadway o las míticas coreografías de Bob Fosse con poses extremas, retorcidas e icónicas, se vislumbran en unos trabajos enriquecidos por su sabia cultura visual. Sello único en un universo propio, oculto y reconocible para los que lo saben apreciar. Byron, Shakespeare, Dickens o Goya entremezclan sus esencias, resultado de tradición, evolución y traducción propia a un idioma personal. Sin excusas, frontal. Conceptual, técnico y envuelto en un aroma digno de siglos pasados. Su apetito voraz le concede a la creatividad un punto salvaje al alcance de minorías.
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